
"No me apetece", sólo había dicho esas palabras y bastaron para ser una excusa para que Alberto le diese otra paliza más, otra de las tantas que recibía Lucía en esa tormentosa relación. Lucía se enamoró de Alberto en la universidad, eran compañeros de clase de Anatomía, y poco a poco esa unión se hizo cada vez más fuerte. Antes de acabar la carrera Alberto le propuso matrimonio y ella lo dejó todo por él, su carrera, sus amigos, su familia, todo para que él cumpliese su sueño, ser un médico reconocido. Lo consiguió, pero detrás de esa máscara de médico perfecto y buen compañero se encontraba la otra cara que Lucía conocía mejor que nadie: el marido celoso, el marido egoista y el maltratador. Ella no podía entender cómo una persona podía cambiar tanto, de estar con amigos y pacientes a estar con ella, ¿qué es lo que ella hacía mal?, ¿qué error estaba cometiendo para merecerse esas palizas, esos desprecios? Pero ahora ya no agüantaría más, ya no estaba dispuesta a seguir con ese engaño, necesitaba contarselo a alguién, necesitaba salir de ese agüjero profundo en el que llevaba años inmersa, no podía seguir y ahora era su momento, esperó a que Alberto se marchara a trabajar como cada día y decidió hacer la maleta, coger lo necesario y marcharse lejos de allí, lejos de todo lo que la recordaba a su marido, a su "maravilloso" marido, no tardó mucho en hacerlo, lo llevaba planeando tiempo y sólo tenía que recoger fuerzas para poder dar ese paso, el paso más importante de su vida. Ya está, se dijo, ya está, sólo queda cruzar esa puerta y se acabó todo. Vamos, es lo que llevas esperando hace tiempo pero nunca te has atrevido a hacer, pero hoy sí, llegó el momento.
Lucía tocó el plomo de la puerta con una mano mientras con la otra sostenía la maleta de su viaje, un viaje que comenzaba ese día pero no tenía fecha de llegada, no sabía a donde iba a ir...Alberto, ¿qué haces aquí?preguntó sorprendida Lucía, se me olvidó unos papeles para la conferencia, le contestó su marido, sorprendido también él al verla con una maleta, ¿a donde vas?¿Donde vas con esa maleta?le preguntó él, ella se quedó en blanco, no había planeado este momento, eh..iba a ...vamos día alguna palabra, pensaba ella, pero con el pánico en su cuerpo nada le salía, eh...¿Te ibas a marchar?¿Me ibas a dejar solo?No, sólo tenía pensado irme... a Lucía no la dió tiempo a acabar la frase cuando ya había recibido una torta, por favor no sigas, gritaba ella, pero de nada servía, él siguió, siguió y siguió hasta que Lucía se quedó sin conocimiento, pero él estaba ciego de odio, y siguió hasta que su cuerpo ya no pudo más, cayó al suelo junto a ella, llorando, lo siento Lucía no quería, pero el daño ya estaba hecho, cariño perdóname, seguía diciendo, pero no me puedes dejar sólo, te necesito, tomó su mano pero ella ya no tenía latido, Lucía, Lucía...
Es un relato tomado de un adolescente con el que trabajo, me pareció que estaba muy bien para poner en este día, aunque prefiero no tener que volver a poner nada de esto, espero que se acabe con esta moda que parece que cada día que pasa toma más fuerza, soy una chica joven pero me alarma el pensar con qué personas me relaciono y puedan llegar a este nivel tan bajo, cada vez son más los jóvenes que maltratan a sus parejas, ¿qué valores les estamos enseñando a los niños y a los jóvenes?. Se me ponen los pelos de punta pero es una realidad que está en nuestras vidas, y a cualquiera nos puede tocar, por eso pido, que no lo pasemos por alto porque no les pase a nuestras familias, o amig@s, tenemos que luchar por esta injusticia aunque no nos llegue de cerca. Muchas gracias por leer este relato y ánimo cada vez teneís más ayudas.